jueves, 13 de noviembre de 2014

MIEDO AL "NO". UN GRAN ERROR

   En una ocasión, cuando trabajaba en una Escuela Infantil, observé a la apurada mamá de una niña que le pedía a una de las educadoras algo en voz baja. La niña gritaba y pataleaba mientras la madre trataba de quitarle algo de las manos. Entonces, la educadora cogió a la niña y, tras unas cortas palabras, la niña soltó el objeto y se lo dio a la profesora, que entonces se lo devolvió a la madre. A continuación, la pequeña cogió de la mano a la educadora y entró tranquilamente en su clase, charlando y riendo como de costumbre. La cara de asombro de la madre era un "poema". Luego me enteré de que el objeto que traía la niña era un cortaúñas que había cogido del neceser de la madre y que, según ésta, "no había manera de quitarle". Vaya, ¡menuda fuerza debía tener la niña con solo 2 añitos!

   Esto podría ser una mera anécdota divertida, de no ser porque luego la madre quiso saber el "truco" de la educadora para ponerlo en práctica, porque situaciones como esta en las que "no podía con la niña" se le presentaban cada vez más a menudo, y estaba realmente preocupada.
   Le explicamos que la niña sabía que al "cole" no se podían traer objetos ni juguetes de casa. Esta era una norma que debía cumplirse siempre, y si en alguna ocasión un niño traía algo, la profesora lo guardaba para entregárselo luego a los papás. Por más que el niño llorase o patalease, nunca se le permitía quedárselo.
   Entonces, la madre reconoció que para ella era muy difícil imponer NORMAS y LÍMITES a su hija. De hecho era incapaz de decirle "NO" a nada...

   NO. ¿Por qué para algunos padres resulta tan difícil de pronunciar?

   NO. Con tan sólo dos letras, este monosílabo aparentemente corto y sencillo parece ser una palabra que muchos padres evitan pronunciar a toda  costa ante las peticiones de sus hijos. Las razones para ello son variadas. Algunos padres, quizás basándose en sus propias carencias, creen que a sus hijos no debería faltarles NADA, y tratan de facilitarles TODO lo que está al alcance de su mano. Otros se sienten culpables porque, ya sea por circunstancias como el trabajo, o en los casos de padres separados, no pueden dedicarles todo el tiempo que les gustaría e intentan que cuando estén con ellos, sus hijos sean “felices”. ¿Cuántas veces habremos oído aquello de  ”Si es que, para un ratico que está conmigo…”? También los hay que temen las consecuencias de pronunciar tan temida palabra ante un niño (“¡Uf, No veas cómo se pone si no se lo doy!, ¡Me monta una…!).

   Puede que, a corto plazo, esos papás consigan aplacar sus sentimientos de culpa, además de evitar alguna situación bochornosa debida a una tremenda rabieta. Quizás crean que rodeando a sus hijos de SIes les hacen niños “felices”. Pero nada más lejos de la realidad.
 Pongámonos en su lugar. Si un niño desde pequeño consigue todo lo que quiere, y apenas  escucha un NO por respuesta, es normal que se vuelva caprichoso y egoísta. Puede que su entorno más cercano (papás, tíos, abuelos…) pueda proporcionarle muchas de las cosas que pide (la natilla de chocolate porque no quiere más lentejas, ir al parque cuando él quiere, que le compremos las cartas de su serie favorita cuando pasamos junto al quiosco del barrio…).

   Pero, ¿qué ocurre cuando se convierte en adolescente y lo que desea es que la chica que le gusta quiera salir con él? Entonces, esos padres que hasta ahora se lo han dado TODO se sentirán impotentes si la respuesta de la chica es un NO. Para un chico poco o nada acostumbrado a oírlo, ese NO puede provocar sentimientos muy negativos, como una gran rabia que le haga manifestar comportamientos agresivos, o sentirse sumamente triste y presentar síntomas depresivos

   La razón es la siguiente: Cuando un niño pretende conseguir algo (por ejemplo, unas chuches que ve al pasar junto al quiosco) y su papá/mamá se lo niegan (diciéndole por ejemplo: “Cariño, ahora no puede ser, papá/mamá no lleva dinero”), tendrá que enfrentarse a unos sentimientos negativos (rabia, ira…), que deberá aprender a controlar, desarrollando una TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN. Al tratar de evitar a toda costa que los niños pasen por estas situaciones “desagradables”, aunque la intención de los padres sea buena, les están dificultando que adquieran esta habilidad tan indispensable en la vida adulta.

 Al fin y al cabo vivimos en sociedad, y hemos de acatar algunos límites y normas establecidos (así por ejemplo, hay unos límites de velocidad determinados, unos horarios de trabajo establecidos…). Aquellos adultos que han sido niños a los que apenas se les han impuesto límites, pretenderán seguir haciendo “lo que les venga en gana”, y es entonces cuando surgirán los problemas. Estos pueden incluir desde conductas agresivas, al no saber manejar el sentimiento de rabia, hasta síntomas y comportamientos depresivos. Todo ello fruto de no haber aprendido a TOLERAR LA FRUSTRACIÓN.
Llegados a este punto los padres, lejos de comprender todo esto, se sentirán dolidos. Pensarán que ellos se han volcado tratando de dárselo TODO a sus hijos, y éstos, lejos de agradecérselo, les reprocharán aquello que no pueden darles y les culparán de lo malo que les ocurra.

   Dejemos pues, de lado, creencias como que si no complazco a mi hijo en TODO lo que pueda soy un mal padre, o que me querrá menos si no le doy siempre lo que quiere. En este sentido, debemos llevar cuidado con el “chantaje emocional” al que muchos niños recurren para lograr lo que piden (por ejemplo: “Mami, ¿no me lo das? ¡Pues ya no te quiero!”). Algunos son auténticos maestros en el arte del chantaje. Es normal que ellos prueben maneras de conseguir las cosas, pero no olvidemos quién es el adulto. Somos los padres quienes debemos decidir dónde poner los LÍMITES:

 No se trata de bombardear de NOes a los niños y pasar al extremo contrario, sino de ayudarles a comprender que a menudo SÍ se pueden conseguir ciertas cosas, pero que hay otras que NO pueden hacer o que NO podemos darles.Y lo hacemos porque como padres consideramos que es lo correcto. Lo haremos siempre tratando de mantener la calma y manteniéndonos firmes, a pesar de las probables manifestaciones de oposición por parte de nuestro hijo (frases de protesta, rabietas...). Es conveniente que les demos una explicación ("Hijo, no puedes jugar con la pelota en el salón porque podrías romper algo"), evitando en lo posible frases como: "Porque lo digo yo y punto" (creo que todos sabemos la rabia que produce oír esto).  Y si es posible le ofreceremos alternativas ("¿Por qué no juegas con la pelota en el patio?").  Nuestra labor será ayudarles a controlar esa ira, haciéndoles ver que comprendemos que no les guste nuestra respuesta, pero que deben aceptarlo, y que sus conductas agresivas y de desobediencia no les llevarán a conseguir que cambiemos de opinión. El castigo será nuestra última opción (explicaremos cómo aplicarlo para que sea eficaz en artículos posteriores).

   Todos queremos lo mejor para nuestros hijos. No les neguemos nunca un beso, un abrazo, una muestra de cariño, una frase reconfortante cuando se encuentren mal, un cuento antes de irse a dormir… Pero recordad que hemos de ir estableciendo unos límites y normas, los cuales no están reñidos con amor y cariño; todos forman parte de una educación sana y responsable.

 Un padre debe transmitir a su hijo que lo quiere y lo adora, pero también enseñarle a respetar unas normas, a pesar de que eso implique, a corto plazo, pasar por unas momentáneas situaciones incómodas (berrinches, rabietas…). A largo plazo le estaremos ayudando a lograr una verdadera  felicidad, que no se base en los caprichos materiales, si no en valorar sus propios logros  y apreciar realmente aquello que los demás les proporcionan. 

Os invito a reflexionar sobre ello con una frase:




                                                                                                                               

                                                                                                                                OLGA ESQUIVA

lunes, 10 de noviembre de 2014



CUESTIÓN DE PIEL


   Al igual que cuidamos nuestra propia piel manteniéndola limpia, bien hidratada y sana, así debemos cuidar la piel de los bebés. La piel es la principal barrera de protección que posee el organismo.
   En este artículo daremos unas nociones sencillas sobre el cuidado corporal y sobre las alteraciones más frecuente en la piel infantil.

   Empezaremos hablando sobre:


EL CUIDADO DE LA PIEL DEL CULITO

- Lo primero a tener en cuenta es la buena elección del pañal. Debe ser un pañal que absorba rápidamente tanto la orina como las heces líquidas, para mantener lo más seca y aislada su piel. El contacto con el amoniaco de la orina y las heces puede producir la irritación de la zona e incluso dermatitis del pañal. También es importante cambiar el pañal con una frecuencia adecuada.  Así os aseguraréis que la piel permanezca lo más seca posible. Por último, es importante que elijáis la talla adecuada del pañal. Con ello evitaréis rozaduras innecesarias cuando el pañal es demasiado pequeño, o irritaciones al escaparse la orina y/o heces, si el pañal es muy grande.

- Lo segundo que debéis saber es cómo limpiar correctamente la zona del pañal en el momento del cambio. Es conveniente lavar con una esponja con agua y jabón la zona del culito, siempre de delante hacia atrás, para evitar infecciones. Luego secar bien, prestando especial atención a los pliegues de la piel. Dejad si se puede al bebé un ratito sin pañal, para que la zona se airee.
   Si estáis fuera de casa podéis usar toallitas especialmente diseñadas para el cuidado y limpieza de las pieles más sensibles. Pero no olvidéis que las toallitas llevan jabón, por lo que debéis retirar ese jabón. Para ello, tras limpiar la zona con la toallita, pasaréis una toalla humedecida en agua y secaréis bien.
- El tercer paso es aplicar una crema hidratante (especial para bebés). No es necesario hacerlo en cada cambio de pañal, basta con aplicarla tras las deposiciones. Si no hay irritación se puede usar una crema que hidrate simplemente. Las pastas al agua o las cremas y pomadas con óxido de zinc son una buena opción. Resultan algo pastosas a la hora de su aplicación, pero ejercen una buena barrera frente a la humedad.
   En el caso en el que haya una leve irritación es muy importante que las cremas lleven compuestos antisépticos (extracto de caléndula, pantenol, óxido de zinc, manzanilla) para evitar el crecimiento bacteriano.
   Otra opción para hidratar y proteger la zona es el aceite de oliva.


EL BAÑO

   Bañar al bebé o niño diariamente no es solo un ritual de higiene, sino que puede ser un momento de relax, estimulación, refuerzo de lazos de afectividad con los padres...Generalmente, al bañar a los niños por la noche se suelen relajar, pero todos hemos oído a papás y mamás que comentan: "Pues el mío ni de noche ni de día, es bañarlo y se activa, se espabila de una manera...". En estos casos es aconsejable que los bañéis por la mañana o por la tarde, para que puedan gastar esa energía antes de ir a dormir.
   Sobre la duración del baño comentaremos que, en el caso de los recién nacidos, no es aconsejable que supere los diez minutos. Conforme el bebé vaya creciendo podréis alargar la duración del baño. Incluso puede ser usado este momento para que los niños jueguen, se estimulen en el medio acuático o compartan un rato divertido con papá y mamá (hablándoles, cantándoles o bañándoos con ellos).
   Durante los primeros meses no debéis llenar la bañera más de 10 ó 15 cm. Cuando se mantengan sentados podréis subir el nivel de agua. La temperatura del agua debe ser similar a la del cuerpo humano, entre 36º-37º. Usad un termómetro de bañera para comprobar la temperatura, así evitaréis que el bebé pueda pasar frío o quemarse.
   Sobre los productos de baño, recordad que deben ser geles, jabones y champús especialmente indicados para ellos, ya que ayudarán a mantener su pH. No es necesario usar gran cantidad de producto, pues podría resecar la piel. Eso si, debéis prestar especial atención a la zona del pañal.
    A la hora de aplicar el gel, jabón o champú podéis usar una esponja para bebés o echarlo en la mano y luego extenderlo por el cuerpo del bebé.
    Lo siguiente tras el baño es secar al bebé y ponerle crema hidratante. A la hora de secarlo lo haréis con una toalla suave, que seque bien, dando pequeños toques y prestando mucha atención a los pliegues del cuerpo (nalgas, muslos, cuello, axilas), entre los dedos y en las orejas. Finalmente, nos falta hidratar su piel. Igual que con los geles, jabones o champús, sería conveniente elegir una crema corporal específica para bebés. En el caso de que vuestro hijo tenga una piel atópica o sensible, escoged productos específicos para este tipo de pieles.
   En el mercado encontraréis muchas marcas para higiene infantil, incluso líneas de productos específicos (para recién nacidos, relajantes, jabón y champú en uno, espumosos, pieles sensibles o atópicas...). En este caso, la elección queda en vuestras manos. Pero os aconsejo que elijáis productos sin parabenos, ni perfumes, ni colorantes y que respeten el pH 5.5.  En el caso de geles, jabones o champús, observad que no les reseque la piel o les produzca descamaciones; y en el caso de las cremas hidratantes que se absorban con facilidad y su piel quede hidratada pero no grasa.

   A continuación comentaremos las alteraciones de la piel más habituales en los bebés:


ACNÉ NEONATAL

   Es como se conoce a los granitos que aparecen a los bebés de entre uno y dos meses. Estas pequeñas pústulas blancas o amarillentas suelen aparecer en las mejillas, nariz, mentón y frente.
   Aunque en un primer momento pueda resultar preocupante, no alarmaos. Es simplemente una acumulación de grasa en la piel del bebé que se queda atrapada en los poros. Estos granitos no son molestos, no pican, ni duelen y por supuesto no son contagiosos. Tampoco tienen nada que ver con la alimentación de la madre, pero sí están relacionados con la leche materna. Como vimos en el artículo anterior la leche materna tiene un alto contenido en grasa, algo fundamental para el bebé.
   Este acné desaparecerá por si solo en unas semanas, no es necesario aplicar ningún producto. Únicamente debéis mantener los rituales de higiene normales. Sobre todo no intentéis exfoliar su piel, ni apretar estos granitos, ya que podrían quedar marcas o incluso infectarse.


DERMATITIS DEL PAÑAL

   Es una infección causada por el hongo cándida, que produce una gran irritación en la zona del pañal. Es molesto e incluso puede llegar a ser doloroso para el bebé.
   Hay una serie de consejos a tener en cuenta:
  • Cambiar el pañal con frecuencia. Para evitar que la orina o las heces irriten más la zona.
  • Limpiar la zona con agua, tras el cambio de pañal y usar una tela suave para limpiarla y secarla. Debéis extremar la higiene de esa zona y usar tejidos suaves para limpiar y secar para evitar una mayor irritación.
  • Secar bien, dando palmaditas o al aire. No se debe friccionar la zona a la hora de secar, ya que puede ser muy molesto para el bebé.
  • Colocar el pañal "flojo". Evitará que oprima las zonas irritadas.  
  • Usar pañales muy absorbentes. Para mantener lo más seca posible la piel, ya que la humedad favorece la reproducción del hongo y la irritación de la piel.
  • Lavar las manos antes y después de colocar el pañal, ya que podemos trasladar el hongo a otro lugar. En algunos casos se producen infecciones de cándida en la boca por no llevar el cuidado necesario.
  • No usar toallitas que lleven alcohol o perfume. El alcohol o los perfumes irritarán en exceso la piel.
  • Consultar con el pediatra para que nos recomiende una crema específica para la dermatitis del pañal. En este caso es muy importante que las cremas lleven compuestos antisépticos (extracto de caléndula, pantenol, óxido de zinc, manzanilla) para evitar el crecimiento bacteriano.
  • También se puede usar cremas con corticoides suaves. Pero SIEMPRE recomendadas por el pediatra y como último recurso, ya que este tipo de cremas posee efectos secundarios.  


COSTRA LÁCTEA

   Es como se conoce a las escamas amarillentas, blanquecinas o grisáceas que aparecen en el cuero cabelludo del bebé (en ocasiones también suelen aparecer en los pliegues de la piel de la frente, el entrecejo, las cejas, la zona que rodea la boca y la parte posterior e interior de las orejas. En estas zonas se denomina dermatitis seborreica). Generalmente aparece en la primeras semanas de vida y puede durar hasta los tres años.
   En la aparición de la costra láctea pueden influir la producción de grasa de las glándulas sebáceas, o un crecimiento de la población de microorganismos que normalmente se hallan en la piel. No es una reacción alérgica a nada, pero sí puede empeorar al usar productos poco adecuados.
   Esta alteración desaparecerá sola, pero si deseamos podemos mejorar su aspecto usando:
  • Aceites para bebés o vaselina. Debéis aplicarlo mediante un suave masaje, y tras ello dejarlo actuar sobre la piel una media hora. Posteriormente lavad el cabello con un champú para bebés neutro. Si os decantáis por la vaselina podéis reforzar su acción cubriendo la cabeza del bebé con un paño mojado en agua tibia, pero procurad quitarlo cuando se enfríe para que la temperatura del bebé no descienda.
  • También podéis optar por las cremas especiales que hay para ello en el mercado.
  • Junto a una de estas dos opciones podéis lavarle la cabeza a diario con un champú que contenga selenio, zinc o brea y aclararlo bien.
  • Por último, masajead suavemente el cuero cabelludo durante cinco minutos a diario, con las yemas de los dedos.
   En este caso es muy importante:

Procurar no quitar las costras al cepillar.
No quitar las costras con nada, y mucho menos con las uñas.
   Todo esto podría causar heridas y posteriormente infecciones.
   Si tras el tratamiento no desaparecen queda la opción de usar cremas con corticoides, pero SIEMPRE bajo recomendación y supervisión pediátrica.

   Recordad que los cuidados de la piel son muy importantes a cualquier edad. Si ayudáis a vuestros hijos a interiorizar estos hábitos desde que son bebés a través de vuestros cuidados, seguramente los mantendrán de adultos y los trasmitirán a sus hijos. No olvidéis que la piel es la mayor barrera de protección del organismo.


RAQUEL NOVELDA


lunes, 27 de octubre de 2014

MANUALIDADES : CUBO DE HALLOWEEN


   En esta ocasión os presentamos un vídeo tutorial sobre cómo realizar un Cubo de Halloween para que los niños puedan recoger chuches.














   Esperamos que os haya gustado


  Olga Esquiva - Raquel Novelda

¡ ADIOS, CHUPETE, ADIOS ! RETIRAR EL CHUPETE

 
    Ésta podría ser la carta que recogiese las palabras que expresaría una niña de 2 añitos ante la idea de que sus papás han decidido quitarle el chupete. Si es un tema que os preocupa como papás o no sabéis cómo hacerlo, quizás leer este artículo os ayude a comprender un poquito mejor a vuestro hijo, así como daros ideas cuando decidáis que ha llegado el momento:


    Aunque al nacer, el uso del chupete tiene que ver con el reflejo de succión, a medida que el niño crece, succionar le relaja y le consuela. El chupete se convierte en su "gran amigo", pues le ayuda a relajarse y le calma cuando se encuentra triste o se siente inseguro.

   Cuándo retirarlo es algo que preocupa a menudo a los papás. Muchos expertos aconsejan que se retire entre los 18 y los 24 meses, pues el desarrollo de nuevas habilidades, como andar o gatear, le brindan al niño la posibilidad de encontrar nuevas actividades placenteras, así como otras formas de calmarse. Hacerlo a esta edad, siempre antes de los 3 años, hará menos probable el desarrollo de problemas posteriores, como malformaciones dentales o retrasos en el lenguaje.

  En ocasiones oímos frases como: "El hijo del vecino tiene 15 meses y ya no lleva chupete". Evitemos esas comparaciones, pues hay que respetar el ritmo de cada niño. Del mismo modo,todos hemos oído diversas formas de quitar el chupete, como "cortarle la tetina ", "decirle que se ha perdido", "que se lo ha llevado un animal", que se nos ha olvidado en algún sitio"... Efectivamente, hay padres a los que les han funcionado estos métodos, pero en ocasiones resultan muy bruscos. Si el niño todavía no está preparado, le estaremos haciendo pasar un sufrimiento innecesario. Aquí apelo al sentido común de los padres, pues no hay una fórmula universal para hacerlo, pero sí unas pautas a seguir para que sea lo menos traumático posible para el niño:


  • Evitaremos épocas de cambio para el niño, como puede ser la llegada de un hermanito, un cambio de casa, el inicio del cole...                                                                                                  
  • También los papás han de estar tranquilos y disponer de tiempo para ello. Nada de hacerlo en épocas estresantes. En este sentido, si los papás trabajan, sería preferible llevarlo a cabo en período vacacional (tengamos en cuenta que al principio podemos pasar "malas noches").           
  •  Hacerlo de manera gradual. Esto dependerá del tiempo y las circunstancias en las que el niño usa el chupete. Así, a aquellos que lo utilizan a menudo durante el día además de para dormir, comenzaremos acortándoles los períodos de tiempo en los que lo usan de la siguiente forma:                                                                                                                                                              - Tardaremos más en dárselo cuando nos lo pida. Mientras, le ofreceremos otras                      actividades con las que se entretenga y que desvíen su atención del chupete.                                   - Hay niños que lo usan para conciliar el sueño y cuando se duermen lo "escupen". Si                 no es así, una vez dormidos le retiraremos el chupete y lo dejaremos lejos de su                           alcance para que "les cueste cogerlo".                                                                                                                                           
  • Así, llegará un momento en el que se limite su uso a los momentos en los que el niño se encuentre mal (por ejemplo ante una caída) y para conciliar el sueño.                                           
  • Llegados a este punto será el momento de explicarle al niño (si no lo hemos hecho ya) que "se está haciendo mayor, y los niños mayores no llevan chupete".                                                       
  • Una vez "preparado el terreno" habrá llegado el momento crítico: retirar el chupete definitivamente. Es aquí donde habrá que armarse de paciencia. Mostraremos al niño todo nuestro apoyo y comprensión, sin gritos ni castigos,  pero nos mantendremos firmes. Una vez retirado del todo, no se lo volveremos a dar. Es en este punto donde algunos papás hacen uso de las estrategias clásicas anteriormente comentadas (romper la tetina, decirle que se ha perdido...). Pero estas estrategias pueden ser insuficientes (así por ejemplo, un niño al que le hemos roto la tetina nos insistirá en que compremos otro chupete nuevo) y  en ocasiones crean miedos (como en el ejemplo de la carta que mencionábamos al principio).                                    
  • Por ello sería preferible recurrir a otro tipo de estrategias, como pueden ser los cuentos. Los hay "fantásticos", y otros más "realistas". La elección os la dejo a los papás, que sois quienes mejor conocéis a vuestros hijos. Tened en cuenta también la edad del niño y su capacidad de comprensión a la hora de elegirlo. En los cuentos que tratan sobre dejar el chupete, el niño se sentirá reflejado en los personajes, que serán modelos para él. Además, el cuento puede formar parte de esa rutina de irse a la cama (cepillarse los dientes, ponerse el pijama, leer el cuento...) que anticipa el momento de irse a dormir. Tenéis algunos títulos de cuentos en:                           http://atenciontempranayfamilia.blogspot.com.es/2011/03/cuentos-para-retirar-el-chupete.html                                                                                                                
  • Ofrecerle un "sustituto" a la hora de calmarse o para conciliar el sueño (por ejemplo un peluche) puede resultar de gran ayuda, pues le estaremos ofreciendo una alternativa para aliviar su malestar emocional.                                                                                                                       
  •  Con los niños más mayores pueden funcionar también los "pactos". Podemos establecer una "economía de fichas": Cada vez que el niño logre permanecer un tiempo que hayamos establecido sin chupete le daremos un punto (podemos usar pegatinas de sus personajes favoritos), que irá pegando en una cartulina que colocaremos en un lugar visible. Cuando tenga los que hayamos acordado se los cambiaremos por un premio (podemos dibujarlo también en la cartulina para aumentar su motivación). No olvidemos que cuanto menor sea el niño menos paciencia y capacidad de espera tendrá, así que deberemos proporcionarle el premio con pocos puntos. A medida que lo vaya logrando, le iremos pidiendo más puntos para conseguirlo, variando también el premio para que el niño no se aburra y se desmotive. En cuanto a los premios, sabed que no tienen por qué ser objetos materiales y que cuesten dinero. Cosas  como llevarlos al parque o hacer alguna actividad junto a ellos pueden ser los mejores premios.             
  • Por último, no olvidéis reforzar siempre a los niños conforme vayan consiguiendo avances (por ejemplo si han pasado una noche sin chupa) diciéndoles "lo mayores que son" y lo orgullosos y contentos que estamos de ellos.            
   Espero que estas indicaciones os sirvan de ayuda si habéis decidido que ha llegado la hora de quitar el chupete a vuestro hijo. Os resultará difícil escuchar sus más que probables lloros y gritos reclamándolo y no ceder, pero si os mantenéis firmes, siempre en un clima de comprensión y cariño, vuestro hijo conseguirá decir adiós por fin al chupete. Habrá dado un pasito más en esa gran hazaña que es para él "hacerse mayor".

                                                                                                                                      Olga Esquiva 

martes, 14 de octubre de 2014

NO OLVIDEN SUPERVITAMINARLOS Y MINERALIZARLOS

   En este artículo vamos a tratar la alimentación y nutrición de los niños, desde la lactancia hasta la adolescencia. Una correcta alimentación es esencial para asegurar un satisfactorio crecimiento y desarrollo del niño. Sus necesidades nutricionales están segmentadas en etapas y clasificadas por tramos de edad, ya que la velocidad de crecimiento varía a lo largo de la infancia y juventud y eso determina los requerimientos nutricionales.

   La primera etapa de alimentación corresponde a la lactancia, bien sea materna o artificial. La etapa de lactancia abarca aproximadamente hasta los doce meses.  En situaciones normales siempre es aconsejable que la lactancia sea materna, ya que a través de la leche la madre transmite al bebé las defensas necesarias hasta que su sistema inmunitario esté más desarrollado y en pleno funcionamiento. Algo más a tener en cuenta sobre la leche materna es el hecho de que es un alimento que evoluciona según las necesidades de crecimiento del bebé. Así, no es la misma la que el organismo materno produce durante el primer mes que la que produce seis meses después. Aunque actualmente, en el caso de no poder dar lactancia materna, en el mercado hay innumerables leches especiales de gran calidad. Pero vamos a avanzar, ya que el tema de la lactancia es muy amplio y dará para un articulo especifico.

   El período de lactancia se combina con la introducción de nuevos alimentos:


   La introducción de estos alimentos puede hacerse usando alimentos naturales, cocinados y preparados en casa. En este acaso no debemos olvidar que al prepararlos debemos cocinar sin sal y usando poco aceite de oliva.
   También podemos optar por alimentos ya preparados (potitos), en cuyo caso debemos prestar atención a la franja de edad a la que va dirigido el alimento, modo de preparación y conservación.
   A partir de este momento la dieta del niño será igual a la del adulto, adecuando las cantidades. Es ahora cuando debemos preocuparnos porque la dieta del niño sea equilibrada. Esto no quiere decir tan solo que coma de todo, sino también que coma las cantidades necesarias para tener un correcto desarrollo y crecimiento. Así mismo prevendremos  posibles problemas, como la obesidad y las enfermedades relacionadas con ella, como el colesterol, la hipertensión…
   Existen  cuatro grandes grupos de alimentos:
   1. PROTEÍNAS

   Las proteínas son necesarias para la creación de tejidos, por lo que son indispensables para el crecimiento. El organismo infantil necesita crear nuevos tejidos para crecer y desarrollarse. 
   Podemos decir que la ingesta de proteínas diaria es aproximadamente:

   Pero aunque son indispensables, aumentar el consumo de proteínas no causa ningún beneficio, sino todo lo contrario, ya que se almacenan como ácidos grasos y urea. Esto significa que aumentará el tejido adiposo del niño (engordará) y se sobrecargará su sistema renal.

   2. HIDRATOS DE CARBONO

   Son la principal fuente de energía y deben estar presentes en la dieta infantil. Entre el 45% y el 65% de la energía que obtenga su organismo ha de proceder de los hidratos de carbono. Es decir, la mitad de lo que coman al día debe ser de este tipo de alimentos. Es recomendable seleccionar alimentos tipo harinas por su bajo índice glucémico y aportar fibra todos los días a la dieta del niño. Pero, ¡atención!, eso no quiere decir que los “cebemos” exclusivamente con pan, patatas, pastas… primero porque hay más alimentos aparte de estos que también contienen hidratos de carbono y segundo, debido a que el exceso de éstos se almacena en el tejido adiposo, dando como resultado “niños con sobrepeso”.

   Vamos a dividir lo hidratos de carbono según su estructura:

- Azúcares: Son la glucosa, sacarosa, fructosa (azúcar de la fruta) o lactosa (azúcar de la leche).

- Almidones: Son grandes moléculas compuestas por gran cantidad de unidades de glucosa.

- Fibra: Son la celulosa o la hemicelulosa; son hidratos de carbono que no pueden ser digeridos por el organismo y, por tanto, incrementan el volumen de las heces, facilitando la evacuación y aumentando la sensación de saciedad.

   Según los diferentes grupos de alimentos podemos encontrar hidratos de carbono en:

  • Lácteos: Son la leche y el yogur, que tienen un contenido moderado de hidratos de carbono (lactosa) y el queso que por el contrario casi no contiene.


  • Harinas: Son el grupo de alimentos con mayor aporte de hidratos de carbono (almidones), principalmente el arroz, la pasta alimenticia, la patata, las legumbres, el pan y los cereales. También se incluyen en este grupo otros derivados de los cereales, como las galletas o los productos de pastelería, que además de almidones contienen sacarosa. Los alimentos integrales contienen los mismos hidratos de carbono.


  • Frutas: En este grupo los hidratos de carbono van en forma de azúcares, como glucosa, fructosa y sacarosa.


  • Verduras: En este grupo la mayoría aportan pocos hidratos de carbono, pero si gran cantidad de fibra.

  • Proteicos: Son las carnes, los pescados, los huevos y sus derivados contienen proteínas y grasas pero están casi libres de hidratos de carbono.
  • Grasas: Son los aceites, la mantequilla, la margarina, la nata… están libres de hidratos de carbono.


   Debemos combinar la ingesta de alimentos con hidratos de carbono hasta llegar a la cantidad óptima y evitar en la dieta infantil los alimentos con un alto sabor dulce (aquellos que contienen sacarosa), por ejemplo dulces. No es que se deban eliminar completamente de su dieta, pero no es aconsejable que estén ella de forma diaria, ya que su alto consumo puede favorecer la obesidad infantil, además de otros problemas como caries dentales.
3. GRASAS
   Las grasas son necesarias en la dieta de los niños, son fuente de energía, proporcionan ciertos tipos de vitaminas (liposolubles) y provocan sensación de saciedad. Pero debemos controlar el consumo de estos alimentos grasos para evitar problemas relacionados con su exceso, como la hipercolesterolemia (colesterol alto) o hipertensión. Es conveniente proporcionarles ácidos grasos de calidad. 
El mayor aporte de lípidos se produce durante la lactancia (en torno al 50% de la energía que proporciona la leche materna proviene de su grasa) y su aporte debe disminuir a lo largo de la infancia.
   Existen varios tipos de grasas:
  
   Las grasas insaturadas. Son las que llamamos "grasas buenas", ya que ayudan a cuidar el corazón. De estas hay dos tipos, monoinsaturadas y poliinsaturadas.

   Las grasas monoinsaturadas las podemos encontrar en:
- El aceite de oliva.
- Algunos frutos secos (anacardos, almendras).
- El aguacate.

   Las grasas poliinsaturadas las podemos encontrar en:
- El pescado azul, como el salmón, las sardinas, el bonito o el atún (ricos en omega 3).
- Algunos aceites vegetales (girasol y soja).
- Las margarinas.

   Por otro lado están las grasas saturadas. Son las que llamamos "grasas malas", ya que su exceso aumenta el nivel de colesterol.


   Las grasas saturadas las podemos encontrar en:
-La mantequilla, la leche entera, el queso, los helados, chocolate.
-Las carnes de res y cerdo.
-Los embutidos y grasa de cerdo y cebo.
-Las carnes de pollo contienen menos, sobre todo si le quitamos la piel.


   Por último están las grasas trans. Son más nocivas para el organismo que las saturadas, ya que no solo aumentan los niveles de colesterol malo (LDL), sino que también disminuyen los niveles de colesterol bueno (HDL).



   Las grasas trans las podemos encontrar en:

- Productos con grasas parcialmente hidrogenadas. Suelen encontrarse en productos elaborados y envasados o precocinados. Pero no todos ellos contienen este tipo de grasas, por lo que debemos leer sus etiquetas y si encontramos frases como: "productos con grasas parcialmente hidrogenadas", es aconsejable sustituirlos por otros alimentos.


   Ya que en la dieta de los niños no se deben eliminar ningún tipo de alimento que sea saludable. Para que esta recomendación nutricional quede cubierta, es aconsejable la presencia diaria de aceites vegetales, como por ejemplo el aceite de oliva, en detrimento de grasas animales, como por ejemplo mantequilla. También debemos prestar atención al aporte habitual de alimentos ricos en omega 3, como el pescado azul o los frutos secos.


   Y recordemos que las grasas están incluidas en los alimentos proteicos y en nuestra forma de cocinar (cuando usamos aceite de oliva, girasol…). Por lo tanto, si proporcionamos la cantidad adecuada de estos alimentos y usamos de forma racional el aporte de grasas al cocinar, la necesidad de lípidos quedará cubierta.


4. VITAMINAS Y MINERALES


   En la dieta del niño deben estar recogidos todas las vitaminas y los minerales. Su carencia puede llevar consigo estados  de desnutrición con consecuencias de problemas de salud en el niño y, posteriormente, en la edad adulta.


   Una dieta variada garantizará el aporte diario necesario de estos micronutrientes.


   Destacaremos el aporte de calcio y vitamina D, ya que son esenciales para la formación de los huesos y dientes.

   Las recomendaciones de calcio para la edad infantil son:



   Los aportes superiores a 1300 mg no suponen ningún beneficio para la salud.
   Algunos alimentos ricos en calcio son (enumerados según su aporte): quesos (Gruyere, emmental, bola, manchego fresco); sardinas en aceite; almendras y avellanas; cigalas, langostinos y gambas; queso de burgos; yogur; higos secos; garbanzos; natillas y flanes; pistachos; leche de vaca.


   Para que el calcio sea absorbido por el intestino, en el organismo debe existir una cantidad óptima de vitamina D. No es fácil establecer cuáles son los valores adecuados de ingesta de vitamina D. Pero si hay unos puntos clave marcados en 2012 por la AEP (asociación española de pediatría) que dicen:


-  La ingesta recomendada a partir del año de edad es de 600 UI/día.
-  El límite superior de seguridad, para prevenir posibles efectos nocivos por sobredosis, es de entre 1000 y 4000 UI/día.

   
      Debido a que esto es muy complejo de calcular, es aconsejable que los niños tengan dietas variadas, con un consumo suficiente de alimentos ricos en vitamina D, como por ejemplo: pescados azules (salmón, sardinas, atún, caballa), mariscos (langostinos y ostras) y leche entera.
    Igual de importante es exponer a los niños  a la luz del sol (con una protección adecuada, principalmente en verano) alrededor de una hora al día. Ello contribuirá a la síntesis endógena  de la vitamina D. 


   Para acabar, tan solo hacer hincapié en que la alimentación es fundamental en el crecimiento y desarrollo de los niños. Pero también forma parte de las relaciones sociales (bodas, celebraciones). Por todo ello debemos prestar especial atención a esa parte de su desarrollo.





       Raquel Novelda






















viernes, 10 de octubre de 2014

DIADEMAS DIVERTIDAS: DECÓRALAS CON SU PERSONAJE FAVORITO

 Minnie, Peppa Pig, Hello Kitty... son algunos de los personajes favoritos de las niñas.
¿Te animas a hacer una bonita diadema con uno de esos personajes?



Es muy sencillo, solo necesitarás:

  • Un trozo de cartulina.
  • Goma eva de varios colores.
  • Tijeras.
  • Pegamento.
  • Rotuladores (permanentes o para tejidos).
Pasos a seguir:

   1. Dibujamos en cartulina la figura elegida (en este caso, la carita de Minnie).
Si no se te da bien dibujar, puedes usar alguno ya hecho (en internet hay muchos, solo tienenes que copiarlo, ajustar el tamaño y una vez que lo imprimas, lo recortas y lo pegas a la cartulina).


   2. Recortamos la silueta y la usamos para perfilar en la goma eva la que será la base para ir pegando
las demás piezas. Para ello debes darle la vuelta  a la goma eva y a la cartulina, encarando el revés de
la goma eva con el derecho de la cartulina.


   3. A continuación recortamos de la cartulina las piezas más pequeñas, que iremos perfilando y recortando en la goma eva del color que corresponda.


   4. Pegamos las piezas pequeñas en la base. Podemos hacerlo con una pistola de silicona caliente, o bien con un pegamento fuerte.


   5. Por último, dibujamos las zonas que faltan con un rotulador especial para tejido o bien con uno permanente, dejando que se seque bien antes de volver a tocarlo.


   6. Solo nos queda pegarla en una diadema lisa (elegiremos un color acorde a los que lleve el personaje).


¡LISTA! Además de lo orgullosa que irá tu niña con esa diadema que le ha hecho mamá o papá, puedes pasar un valioso tiempo con ella. Anímala a ayudarte eligiendo un personaje, recortando y pegando las piezas... Estimularás su creatividad.







    Olga Esquiva - Raquel Novelda